Desde la biblioteca
Estoy tumbado en el sillón de la biblioteca. No quiero hacer nada. Ví por la tele a un graciosillo que me imitaba. Da gusto que el pueblo se ría de estas simpáticas representaciones humorísticas. Hace unos minutos Acebes se marchó. Me preocupa. No sale con nadie. No se le conocen relaciones esporádicas ni fijas. ¿Es que en El Opus no se lo pueden arreglar?. Aunque sea con una asistenta. No sé, esas cosas, acaban afectando a personalidades débiles. Ana estuvo intentando emparejarlo con alguna prima de las De Palacio, pero no había manera de quedar con ellas, tan ocupadas como estaban con el rezo y las limosnas. Por otra parte, tampoco parecía un plan muy prometedor. Acebes necesita renovación, alguien que le "ponga las pilas" como dice esa juventud española que no se le caen los anillos al ponerse un chándal fosforescente verdeolivo con la bandera de España dibujada en su lateral. Voy a leer unas páginas del último de Dragó. Ese chico es tan amable con Ana y conmigo, que algún día tendré que concederle otra entrevista personal.
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